El hialuronato de sodio actúa como lubricante tisular y se considera importante en la regulación de las interacciones entre tejidos adyacentes. Forma una solución viscoelástica en agua. Su alta viscosidad proporciona protección mecánica a los tejidos (iris, retina) y a las capas celulares (córnea, endotelio y epitelio). Su elasticidad ayuda a absorber la tensión mecánica y proporciona una amortiguación protectora al tejido. Al promover la cicatrización de heridas, se cree que actúa como una herramienta de transporte protectora, llevando factores de crecimiento peptídico y otras proteínas estructurales al sitio de acción. Posteriormente, se produce la degradación enzimática y la liberación de proteínas activas para promover la reparación tisular.